Michael Bublé antepuso su familia a su carrera musical, algo que le pudo costar caro. Al menos así se lo advirtieron sus productores en 2016, cuando el artista decidió hacer un parón para dedicarse a su hijo Noah, de entonces tres años y al que acababan de diagnosticar un cáncer. Según recogen ahora el Daily Mail y The Sun, Bublé ha contado cómo vivió que su equipo le dijera que ese paso atrás en la industria de la música podría haber puesto en peligro su carrera, ya que la estrella no sabía si quiera si regresaría alguna vez a los escenarios. “Cuando me fui, tal y como estaban las cosas con mi familia y mi hijo, nunca supe si iba a volver. […] Tuve diferentes promotores que me dijeron: ‘Escucha, Mike, esto puede terminar para ti. La gente olvida rápido. Te alejas, se olvidan y pasan al siguiente cantante”, ha contado el canadiense.

Afortunadamente, Noah mejoró y recibió el visto bueno de los médicos, por lo que en verano de 2017 Michael Bublé regresó a los escenarios con un emotivo concierto en Dublín, Irlanda. Un espectáculo en el que el cantante, reconoce, lloró durante dos horas: “Fue muy emotivo para mí, estaba muy feliz porque Noah estaba bien, gracias a Dios”.

Bublé es considerado uno de los cantantes canadienses más conocidos del planeta, con cuatro premios Grammy y más de 30 millones de discos vendidos. El pasado noviembre lanzó su octavo álbum, Love, y ahora acaba de terminar una serie de conciertos en el Reino Unido, aunque volverá a subirse a los escenarios el próximo verano de 2020. Mientras, pasará la Navidad en Canadá junto a su esposa, la actriz argentina Luisana Lopilato, y sus tres hijos: Noah, de 6 años, Elias, de 3 años, y Vida, de 16 meses.

El cantante canadiense y la actriz argentina se conocieron cuando ella actuó en un videoclip del músico.

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