En vídeo, el ‘tráiler’ de ‘Joker’.

La risa es sinónimo de que todo va bien, y sus beneficios a nivel físico y psíquico son casi infinitos. Al menos es lo que uno piensa hasta que ve la actuación de Joaquin Phoenix en Joker. Los guionistas de la película describen la risa del villano como algo oscuro y doloroso, y es lo que transmite magistralmente el actor, quien, según ha confesado en las entrevistas de promoción, se inspiró en vídeos de personas que sufrían ataques de risa incontrolable. Phoenix cuenta que se fijó específicamente en una paciente que, mientras convulsionaba con la risa, se sujetaba el cuello en señal de dolor, como si se estuviera ahogando. Sí, suena angustioso, pero esa es precisamente la intención de la película: mostrar el sufrimiento que hay detrás de la icónica y compulsiva carcajada, pero también que hay un motivo para que se produzca el estallido.

¿Pero qué le pasa exactamente a Arthur Fleck? Se supone que él lo sabe, ya que en la película lleva consigo una tarjeta plastificada donde explica el porqué se sus ataques de risa prohibida, una precaución que los médicos recomiendan a los afectados de la enfermedad que hay tras el personaje. El motivo es que, durante el tiempo que dura la carcajada, es imposible articular palabra. Tener un diagnóstico es fundamental para dar con el tratamiento adecuado, un remedio que no toma el villano de Gotham.

La risa inapropiada e incontrolable puede producirse por diferentes motivos, pero descartamos la intoxicación etílica o por drogas. Tampoco cuadra el sínrome de Angelman, que es un trastorno genético que provoca discapacidad y cuyos afectados suelen reír con frecuencia, solo que se caracteriza por tener una personalidad feliz. Tampoco encaja la parálisis pseudobulbar, que sí puede coincidir en algunos síntomas con lo que le ocurre al personaje interpretado por Phoenix, pero que, según nos explica Francisco Javier López, coordinador del grupo de estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN), «suele darse más en pacientes que están comenzando a sufrir los síntomas de una demencia.

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