En ciertos lugares del mundo, quienes padecen epilepsia están casi tan preocupados por las crisis que les pueden sobrevenir en cualquier momento como por que nadie las vea. “En zonas rurales de países en desarrollo, si tu novio o novia sabe que tienes esta condición, probablemente no se querrá casar contigo. Tus padres no te dejarán seguir estudiando. Tu jefe te despedirá”, relata Óscar del Brutto, que ha investigado durante años esta dolencia en Ecuador.

Unos 50 millones de personas sufren epilepsia. De ellas el 80% (40 millones) vive en países de ingresos medios o bajos y la mayoría (30 millones en total) no cuenta con un tratamiento que puede costar menos de cinco euros al año, según el primer informe mundial de la enfermedad que acaba de publicar la Organización Mundial de la Salud (OMS). El 70% de los afectados podrían vivir sin las crisis que a menudo aparejan un terrible estigma.

Las causas de la enfermedad son varias. Aunque tiene un componente genético, también influyen procesos metabólicos, infecciones, el sistema inmunitario y otros factores que todavía se desconocen. El resultado es que 7,6 personas de cada 1.000 tienen epilepsia en algún momento de su vida, con picos entre los más jóvenes y los mayores de 60 años. La incidencia en los países en desarrollo es tres veces mayor que en los ricos.

Esto se explica porque algunos de los factores de riesgo que provocan la enfermedad están mucho más presentes en los entornos más complicados. La edad gestacional y el peso al nacer, las condiciones de salud materna, el estado nutricional, la preeclampsia (hipertensión durante el embarazo), el método de parto y las infecciones perinatales (como el VIH) aumentan las posibilidades de que un niño nazca con epilepsia. Durante la vida, existen infecciones como la malaria, la meningitis, encefalitis o la neurocisticercosis que también incrementan el riesgo. Esta última patología, transmitida por la tenia del cerdo, es responsable de un tercio de los casos de epilepsia allí donde es endémico, sobre todo en los países más pobres.

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