En foto, un joven pasa por la puerta de un local de apuestas, este viernes en Madrid. En vídeo, aumenta la ludopatía entre los menores. FOTO: ULY MARTÍN / VIDEO: ATLAS

Debiera escandalizar tanto como ver a un menor al volante. Pero no es tan raro que un adolescente apueste dinero. Y también lo tienen prohibido. Es una peligrosa forma de ocio que, en los casos más graves, deriva en adicción. Un estudio de la Universidad de Valencia entre más de 7.000 estudiantes certifica que el 2,1% de los alumnos de 15 a 17 años sufre problemas con el juego. Los expertos consultados piden una legislación más exigente, tanto en el acceso a los locales como en la publicidad.

“Los adolescentes y jóvenes, un sector más vulnerable, son un nicho de mercado”, critica Mariano Chóliz, catedrático de Psicología Básica de la Universidad de Valencia y experto en adicción al juego, algo que la patronal del sector niega. El 13,6% de los menores había apostado dinero presencialmente durante el último año, según la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España, del Ministerio de Sanidad, con datos de 2016. Pero las cifras de Chóliz son otras. Tras pasar un cuestionario en centros educativos valencianos, sus conclusiones son que más de la mitad de los menores ha apostado dinero alguna vez en su vida. No quiere decir que todos vayan a ser adictos, pero da una medida de lo extendida que está esta práctica, no solo en locales, sino también a través de quinielas, tragaperras o loterías. Asegura que sobre todo son varones, pero que el perfil es “cualquiera”: “Surge como forma de ocio, con el grupo de amigos”. Según una encuesta de la Universidad de Santiago de Compostela, en el 61% de los casos, los padres lo saben.

“Tienen prohibido el juego, ¿pero cómo se controla que los locales exijan el DNI? La regulación es mucho más laxa que con casinos y bingos”, critica el catedrático. “En 1977, cuando se reguló el acceso, el legislador sí vio el problema.

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