Las respuestas de los países a la pandemia, que se ha cobrado cerca de 330.000 vidas en el mundo, se ha basado en tres modelos de confinamiento diferentes: el asiático, el europeo y el anglosajón. Tres enfoques de abordaje con matices, entre los que destaca Taiwán. La rapidez de movimiento de su Gobierno le permitió no aplicar decisiones extremas como el confinamiento absoluto de la población, según destaca el documento ‘Covid-19, una radiografía de la pandemia’ elaborado por el profesor de la Universidad Pontificia Comillas Alberto Priego para el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ministerio de Defensa.

La isla fue siempre un paso por delante. Priego toma como fecha cero de su estudio el 9 de enero, cuando las autoridades chinas pusieron a disposición del mundo el genoma del SARS-CoV-2. Son diez días después de que Pekín comunicara a la Organización Mundial de la Salud la existencia del nuevo virus. Pero para ese día, Taiwán ya había tomado medidas aunque no tenía ningún contagiado: en Año Nuevo se puso en alerta y el 5 de enero decidió que todos los viajeros que llegaran al aeropuerto internacional de Taoyuan se les realizara una prueba de 26 patógenos. El 20 de enero cerró los colegios y el 14 de marzo se estableció una cuarentena para los viajeros que llegaban del extranjero. Pero el Ejecutivo de la presidenta Tsai Ing-wen no tuvo que obligar a la población a un confinamiento total.

Directo | Así avanza la lucha contra el coronavirus

La rapidez de los taiwaneses choca con la del resto de los países analizados por el profesor Priego. Los coreanos tardaron once días en reaccionar desde que tuvieron constancia de su primer contagio; y los Gobiernos italiano y español, 31 y 38 días, respectivamente. La reacción fue más tardía en Alemania, Francia (46 y 48 días) y también en Reino Unido (50 días).

El sistema taiwanés también ha tenido sus retractores por la invasión de la privacidad,

 » Leer más