La Comunidad de Madrid pasó este lunes a la fase 1, dentro de los planes oficiales de desescalada de la pandemia, tras hacer un «esfuerzo importante» respecto a las semanas anteriores para reforzar y consolidar su capacidad diagnóstica y su sistema de detección precoz y seguimiento de contactos». Eso es lo que sostienen los técnicos del Ministerio de Sanidad en el informe justificativo correspondiente –el departamento dirigido por Salvador Illa publicó en su web los de todas las autonomías cerca ya de la medianoche-, donde aprecian ya unos «indicadores de diagnóstico temprano aceptables».

Era la tercera vez que el Ejecutivo regional presidido por Isabel Díaz Ayuso pedía dejar atrás la fase 0 del confinamiento. Las otras dos fueron rechazadas de plano –la primera el 8 de mayo y la segunda el día 15– al considerar, entre otras cosas, que su capacidad para desplegar pruebas PCR estaba «al límite». Asimismo, los expertos de Sanidad señalan que Madrid no aportaba datos sobre los tiempos de disponibilidad de la información recopilada en su sistema de vigilancia ante la Covid-19, que se debía consolidar en Atención Primaria, y tampoco apreciaban detalles del refuerzo del personal necesario.

Otro de los puntos críticos para el ministerio es que Madrid no concretaba aspectos «clave» sobre su sistema de vigilancia de casos sospechosos, por ejemplo, el circuito y las responsabilidades para recabar esa información, ni la integración de los centros privados o la aplicación de nuevas herramientas tecnológicas.

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Decía Sanidad que «la proporción de positividad de la PCR a nivel hospitalario es aún muy elevada, del 71%, lo que indica que la presión del Covid-10 es más elevada de lo deseable». Pero también apuntaba a otros factores, como la elevada población de Madrid, «lo cual puede favorecer una elevada tasa de contacto entre personas, con la consiguiente probabilidad de transmisión». E incluso se aludía a «su conectividad muy elevada,

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