El medicamento denominado Simvastatina, del que muchos hemos oído hablar porque forma parte del tratamiento para disminuir el colesterol, pertenece a la familia de las estatinas. Se trata, en este caso, del fármaco más recetado para ‘atacar’ al colesterol malo, el LDL.

Hace muchos años, en las analíticas, sólo se tenían en cuenta los valores totales de colesterol. Sin embargo, se descubrió que la cifra a vigilar de cerca era precisamente ese colesterol malo, al ser el responsable de que se deposite en las arterias y genere la temida placa de ateroma.

Mientras que el colesterol HDL (el ‘bueno’, como conocemos popularmente) transcurre por el centro de las arterias y no se deposita en sus paredes, el LDL, al formar ese ateroma, es responsable de producir émbolos (coágulos) si se rompe, y dar lugar a la obstrucción de las arterias (en especial las coronarias o las que están situadas en la cabeza) provocando ictus, angina de pecho o, incluso, infarto de miocardio cuando esa arteria se cierra.

Una depuradora de la sangre

Como explica a 20minutos el responsable del Grupo de Dislipemia de la SEMG (Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia), el dr. Manuel Mozota, «según recomendación y protocolos establecidos por la Sociedad Española de Cardiología, la Simvastatina (y las estatinas en general) es el primer fármaco que habría que recetar para mantener a raya el colesterol LDL.

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