Está más que demostrado que mantener relaciones sexuales durante el embarazo, salvo que esté contraindicado por problemas médicos, no solo no es perjudicial para el feto, sino que puede incluso tener beneficios para la madre y el feto. Esto es así en cualquiera de las etapas del embarazo, incluso en la etapa final, siempre que a la madre le apetezca. Aunque es cierto que, como el resto de las etapas del embarazo, la recta final tiene algunas peculiaridades en relación al sexo.

¿Qué ocurre con el deseo sexual en el tercer trimestre?

Aunque cada mujer es distinta, es habitual que el deseo sexual varíe mucho durante todo el embarazo. El primer trimestre, con la revolución hormonal, los primeros cambios físicos y el malestar que produce en muchas mujeres (náuseas, vómitos, cansancio…), es normal que muchas mujeres (se calcula que alrededor de la mitad) vean reducido su apetito sexual.

Este suele recuperarse en el segundo trimestre, en el que la mayoría de las mujeres se encuentran mejor físicamente y todavía no ha aumentado mucho el volumen de su abdomen. De hecho, el aumento de irrigación y flujo de riego sanguíneo en la pelvis hace que los orgasmos sean más intensos y la vida sexual más placentera en esta etapa de la gestación.

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