Proteger los ojos de los efectos nocivos del sol es fundamental para previnir la aparición de diversas patologías oculares. Sin embargo, según datos del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España, el 30% de las gafas que se adquieren en nuestro país no cuentan con ningún tipo de control sanitario.

En los niños el uso de gafas de sol se recomienda a partir de 1-2 años, así como la utilización de viseras y gorros. De hecho, los expertos afirman que es más perjudicial usar gafas de sol sin homologar (las gafas homologadas deben llevar el sello ‘CE’, que indica que han sido fabricadas conforme a los estándares europeos) que no llevar ningún tipo lente, ya que «en muchas ocasiones, los vidrios no son de calidad y no filtran la luz como deberían, permitiendo que la pupila se dilate y entre la radiación solar». Se trata de algo muy grave para personas con patologías oculares, pues son mucho más sensibles a la luz del sol«, ha explicado Carol Camino, óptica optometrista y responsable del Departamento de Baja Visión del Instituto de(IMO).

Según los especialistas de IMO, existen estudios recientes que apuntan a que por cada hora de exposición solar se incrementan un 4% las posibilidades de desarrollar alteraciones en la vista. Estas pueden ir desde leves inflamaciones hasta tumores en los casos más graves.

La sobreexposición al sol se consifera una de las causas principales en el envejecimiento del ojo, acelerando su proceso degenerativo. Puede dar lugar a patologías como la DMAE, que implica el deterioro progresivo de la zona central de la retina, o la catarata, que está provocada por la degeneración del cristalino.

Tipos de filtros

Para evitar este tipo de problemas es conveniente el uso de filtros solares que se adapten a las necesidades de cada persona. En el mercado actual exsiten tres tipos: los filstros de densidad neutra, los filtro polarizados que suprimen la reflexión de la luz de una superficie reflectante como el agua,

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