Al usar protección durante las relaciones sexuales, es común tener en mente algunas de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más graves, sin cura conocida o con efectos más dramáticos e inmediatos, como pueden ser la sífilis o el SIDA (y por una buena razón, ya que la mayoría de campañas de concienciación históricamente han incidido en ellas). Sin embargo, existen también otras menos visibles y (en principio) menos graves, pero precisamente por ello también más engañosas.

Es el caso de la clamidia, una infección bacteriana que está entre las ETS más comunes, por lo que es importante saber reconocer los síntomas y saber cómo actuar si aparecen.

Clamidia (o, más correctamente, clamidiasis) es el nombre con el que conocemos a la infección provocada por la bacteria Clamidia trachomatis. Afecta mayoritariamente a mujeres jóvenes, pero también aparece en varones. Es una de las ETS más comunes en los países desarrollados, junto con el virus del papiloma humano y la infección por herpes.

Se puede presentar en varias formas distintas, pero cuando normalmente cuando hablamos de clamidia nos referimos a la infección genital, perinatal, anal u oral, frente a otros cuadros como la infección ocular (tracoma o paratracoma) o respiratoria (neumonía).

La clamidia se transmite por el contacto sexual (sexo vaginal,

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