Pregunta. Llegó en un momento muy complicado.

Respuesta. Fue el 2 octubre de 2017. La situación en Almirall era preocupante por varias razones. En Estados Unidos la compra de la empresa Aqua tenía dificultades a propósito de su modelo de negocio, basado en los genéricos de marca. Las ventas descendían muy rápido.

P. Esa filial también había sido denunciada por pagar sobornos a médicos para que prescribieran sus medicamentos.

R. En esa discusión que tuvimos con el departamento de justicia hubo distintos puntos de vista. Almirall nunca admitió que lo había hecho mal, pero preferimos llegar a un acuerdo negociado con el fin de cerrar el capítulo, dejarlo atrás y mirar hacia delante [pagaron casi seis millones de euros]. Sabíamos que teníamos una buena oportunidad en Estados Unidos. Entonces, nos encontrábamos en una situación de colapso de negocio, de profit warning. Además, cuando llegué encontré que el nivel de ambición respecto a la innovación en la empresa no era suficiente. Almirall tenía una oportunidad de trabajar en la llamada innovación incremental, por ejemplo, a través de nuevas fórmulas —con nuevos geles o cremas mejores para los pacientes—, pero no hacía una innovación rompedora que aportase una diferencia sustancial en la vida de los pacientes con dolencias dermatológicas serias, como la psoriasis, la dermatitis atópica.

P. ¿Qué hicieron?

R. Dimos la vuelta al negocio en EE UU. Trabajamos mucho en la estructura del resto de la compañía, porque había cosas que no eran muy productivas. Nos concentramos mucho en los dos lanzamientos de medicamentos de psoriasis en Europa: un producto oral, Skilarence, y un producto inyectable, Ilumetri. Debíamos reconstruir un catálogo de productos innovadores, que verdaderamente marcasen la diferencia en la vida de los pacientes. Pero eso es arriesgado y hace falta tiempo. Para ganar tiempo invertimos en licenciar productos y desarrollar los nuestros para pasar de la fase preclínica a la clínica (cuando se testan en humanos). Empezamos a ver los éxitos en ambos sentidos. Compramos una licencia de producto para la queratosis actínica que se llama Tirbanibulina.

 » Más información en elpais.es