¿Dolor de cabeza, náuseas, fatiga, humor de perros? Si anoche bebiste más de la cuenta puede que estés padeciendo lo que popularmente se conoce como “resaca”, o lo que los científicos denominan “veisalgia” (del noruego “kveis”, algo así como “desasosiego tras la intemperancia”, y la terminación griega “algia”, que significa “dolor”). Lo normal, al día siguiente, es registrar desesperadamente el frigorífico y los armarios de la cocina en busca de algo —da igual qué, sólido, líquido, animal o vegetal— que alivie nuestro malestar. ¿Hay alimentos que puedan ayudarnos en tan penoso trance? La respuesta es sí.

No es casual que nos encontremos tan hechos polvo. Según un estudio de la Universidad de California, en San Francisco (EE. UU.), el consumo desmedido de alcohol provoca deshidratación, alteraciones hormonales y descuadra las citosinas (las proteínas responsables de la comunicación intercelular), por no hablar de los efectos tóxicos del alcohol en la sangre. Conociendo los daños, sabemos qué hay que reparar. Está comprobado que determinados alimentos, por su contenido en vitaminas, minerales, aminoácidos o azúcares, pueden mitigar nuestra agonía. Los mejores, aquellos que no hagan trabajar mucho al hígado (bastante tiene el pobre). Frituras y guisos contundentes, mejor para otro día.

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