Esta mañana, camino del autobús, me he ido fijando en los diversos objetos que adornaban nuestras calles: varios botes de refrescos vacíos, papeles, cajetillas de tabaco vacías, un paquete de galletas, colillas de cigarrillos, envolturas de helados, bolsas de plástico de todos los tamaños, excrementos perrunos sin recoger… También he visto cómo un conserje sacaba un cubo grande lleno de bolsas de basura; del cubo se le ha caído algo, lo ha mirado y ha seguido su camino… Allí olvidada quedó la basurilla. Casi llegando a la parada he escuchado graznar a una urraca y el zureo de una paloma. No he tenido más remedio que pensar: ¡malditos estos pájaros que nuestras calles ensucian!

José Antonio Martínez Lamoca. Madrid

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