La explosión de casos de sarampión en los dos primeros meses del año preocupa a Estados Unidos. La infección —supuestamente erradicada hace dos décadas en la primera potencia mundial— se ha propagado al ritmo que han disminuido los vacunados. Los expertos culpan en parte a las redes sociales por servir de plataforma para los antivacunas. Sucumbidas ante la presión, empresas como Facebook, YouTube, Amazon, Instagram y Pinterest han restringido o bloqueado a los grupos que fomentan una infancia libre de vacunas. Pero los doctores piden más. La Asociación Americana de Médicos envió el pasado miércoles una carta a los principales ejecutivos de las gigantes tecnológicas para que redoblen sus esfuerzos.

Facebook tomó medidas al respecto después del mediático caso de Ethan Lindenberger. El joven de Ohio declaró la semana pasada ante el Congreso de EE UU sobre su experiencia de crecer en una familia antivacuna. El estudiante de secundaria explicó que su madre se informa sobre el tema a través de la mayor red social del mundo. Movido por la curiosidad, el chico acudió al Centro para el Control de Enfermedades (CDC), autoridad sanitaria en EE UU, así como a organizaciones de salud pública y revistas científicas. Cuando le intentaba mostrar a su madre que los expertos rechazan la idea de que las vacunas provocan autismo, ella le arrojaba un “eso es lo que quieren que pienses”. Lindenberger se vacunó por primera vez hace unos meses, a los 18 años. Ahora se ha convertido en un activista en favor de la inmunización.

La empresa de Mark Zuckerberg anunció una reducción en la visibilidad de los grupos y páginas antivacunas. Las medidas, que se aplicarán también en Instagram, proponen borrar los contenidos relacionados a este movimiento, así como dejar de darle tribuna en la zona de recomendaciones. En cuanto a los anuncios sobre el tema, un equipo de expertos internacionales analizará si la información ofrecida es científicamente comprobada, y en caso de no serlo, rechazarán el negocio. YouTube fue más drástico y bloqueó todas las publicidades antivacunas que habían pagado por un espacio en la plataforma.

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