Si practicas deporte, seguir un entrenamiento adecuado es un requisito indispensable para alcanzar el éxito, pero aplicarte a fondo en cada sesión no es suficiente. Es más, puede aumentar el riesgo de sufrir una lesión si no acompañas tus rutinas de la dieta adecuada al esfuerzo. El menú debe aportar la energía que uno necesita para ponerse como un toro, pero no solo eso: la carencia de ciertos nutrientes favorece debilidades que pueden provocar efectos que van del desgaste de las articulaciones a la fractura ósea, pasando por carencias que disminuyen el rendimiento físico. Lo bueno es que pueden prevenirse con antioxidantes, minerales, vitaminas…

Las expertas en actividad física y salud Anna Bach-Faig y Laura Esquius de la Zarza han recogido los detalles que cualquier amante del deporte debe saber en su libro La alimentación en la actividad física y el deporte (UOC, 2019). Las expertas y otras dietistas-nutricionistas detallan para BUENAVIDA las claves para detectar los fallos que cometemos en la mesa y que pueden dar al traste con las incontables horas dedicadas al entrenamiento.

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Agua, el lubricante de las articulaciones

Uno de los grandes errores que un deportista puede cometer es beber poco, una actitud que, en ocasiones, llega al extremo de ignorar la sed. «Tanto el calor producido por el esfuerzo muscular como el generado por la meteorología inducen una pérdida de líquidos y minerales a través el sudor», indica la profesora del máster en Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Laura Esquius de la Zarza. Y explica: «Al hacer ejercicio físico, el agua refrigera el organismo y da cuerpo a la sangre, vital para aportar nutrientes a las células musculares y, posteriormente, eliminar el ácido láctico. Pero también, y esto no siempre se tiene presente, lubrica las articulaciones». O sea, que un músculo deshidratado es carne de cañón para romperse en cuanto se aumenta la intensidad del esfuerzo, por ejemplo, en un esprint final.

«Si además se tiene en cuenta el papel del agua en el mantenimiento de la concentración de los electrolitos,

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