Actualmente, 380.000 personas viven en residencias de mayores en España, una enorme población de riesgo frente a la amenaza del coronavirus que en la mayoría de los casos se siente «desorientada, atemorizada y sola», sobre todo después de que se hayan prohibido las visitas de los familiares como escudo frente a los contagios. Los últimos casos de mortalidad provocados por brotes de la enfermedad en centros de Madrid, Álava, Granada, Valencia, Ciudad Real, Barcelona y Alicante, dejaron un trágico saldo de al menos 50 muertos y pusieron en alerta a las autoridades, a los familiares y a sus propios trabajadores. Desde la dirección de los geriátricos lanzan una petición de auxilio para que les consideren centros prioritarios a la hora de facilitarles trajes de protección individual para su personal.

«Son imprescindibles, si caen nuestros trabajadores, se nos cae todo», alerta a este periódico Gustavo García, portavoz de la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales. También insiste en que, frente a la alerta sanitaria, ya no bastan los protocolos habituales para las situaciones de contagio que todos los años hay que aplicar, por ejemplo, con la llegada de la gripe estacional. «Hay que tomar medidas urgentes, no solo en los centros donde hay problemas, sino en los sitios donde todavía no tienen fallecidos porque hay tiempo todavía», señala García.

La pandemia ataca las residencias de mayores

Ahora que los hospitales comienzan a estar desbordados, «una buena medida» de alivio pasaría dividir las residencias en diferentes sectores, para poder aislar a los contagiados, atender a los casos más graves y proteger a las personas sanas. «Antes incluso de que haya positivos de coronavirus dentro del recinto», insiste el portavoz.

Este protocolo de ‘combate’ consistiría en montar una ‘zona caliente’ para aislar a los primeros casos de infectados que puedan producirse. Otra para las personas que «o bien tiene alguna sintomatología o han estado en contacto con algún positivo»,

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