Llevar zapatos es una práctica humana más antigua de lo que la gente piensa: en el antiguo Egipto ya se usaban alpargatas hechas con palma o papiro. Pero antes de llevar calzado, los callos sirvieron de protección en superficies incómodas o resbaladizas.

Un estudio publicado hoy en la revista Nature ha descubierto que tener callos gruesos ofrece una protección similar a la de la mayoría de los zapatos que se utilizan actualmente. Según el artículo, las callosidades son áreas engrosadas de la capa externa de la epidermis que normalmente se forma en humanos y otros animales cuando la piel está expuesta a diferentes roces.

Además, el análisis ha determinado que los callos, que son de mayor volumen y dureza en las personas que suelen caminar descalzas que en las que llevan zapatos, no alteran la sensibilidad de los nervios en las plantas de los pies. Se desmiente así la hipótesis que había hasta el momento que planteaba que los más gruesos podrían reducir la percepción de sensaciones en la planta de los pies. Para Víctor Alfaro, podólogo del primer equipo del Real Madrid y director de Podoactiva, la sensibilidad en el pie tiene dos misiones fundamentales: “Por un lado, protegernos de posibles agentes lesivos (una superficie demasiado caliente, un objeto punzante) y por otro, captar la información para mantener nuestra postura. Si la sensibilidad se ve afectada, hay que tener especial cuidado ya que podemos generar lesiones en el pie con más facilidad”.

En esta investigación, realizada por paleontólogos y antropólogos de la universidad de Harvard y científicos de la de Chemnitz (Alemania), han participado 103 personas. Entre ellas, 82 kenianos y 22 estadounidenses, de los cuales la mitad usa zapatos regularmente, y la otra mitad camina descalzo. Estos sujetos se han sometido a exámenes sensoriales de la planta del pie, así como a mediciones de las propiedades mecánicas de la misma y del grosor de los callos.

Las callosidades son áreas engrosadas de la capa externa de la epidermis que normalmente se forma en humanos y otros animales cuando la piel está expuesta a diferentes roces

Uno de los autores de este análisis,

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