El confinamiento ha provocado que unos diez millones de alumnos -desde cero años hasta la universidad- tengan que permanecer en casa. Un gran maremoto que campus y colegios intenta solventar con la educación ‘online’. Una situación que ha demostrado las lagunas de algunos colegios y ha sacado a la luz la brecha digital. «Tiene que ser una prioridad, como el resto de brechas», señala Albert Sangrà, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y director académico de la Cátedra Unesco. Además, incide en que las escuelas se deben preparar para futuros confinamientos, complementando en sus planes académicos tanto la presencia en las aulas como a través de una cámara de ordenador.

-¿Los colegios estaban preparados para enseñar de forma virtual?

-Se ha querido aplicar a unos entornos escolares que tenían una deficiente aplicación de la digitalización. No creían en ella porque pensaban que lo presencial es lo mejor. Pero nos encontramos ante una situación en la que lo presencial es inviable. Nadie pensaba que esto sucedería y tampoco se puede aplicar la educación ‘online’ de un día para otro.

-¿Qué ha demostrado este tipo de educación durante estos meses?

-Que se pueden hacer muchísimas más cosas de las que pensábamos en un principio. También ha puesto de manifiesto la brecha digital. Tenemos que conseguir que todo el mundo la supere para que la sociedad avance. No nos sirve pensar que primero existen otras necesidades que cubrir antes. Porque cuando estén resueltas, se van a encontrar que la brecha digital está mucho más abierta, con lo cual los estudiantes seguirán entrando en una espiral permanente. La brecha digital tiene que ser una prioridad, como el resto.

-¿Se ha tomado la educación ‘online’ como un sustitutivo y no como un complemento de la presencial?

-Es así. De cara al curso próximo,

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