1. Dieta o deporte: una cuestión peliaguda

Atlético o Real Madrid, tortilla con cebolla o sin cebolla, vivir de alquiler o en propiedad, Francisco de Quevedo o Luis de Góngora… La vida se construye en base a elecciones de complejidad variable. Y en nuestros cinco años de historia, pocas con tanta enjundia como esta: si quieres adelgazar, ¿quemar zapatilla o pasar hambre? Tras revisar gran parte de la bibliografía científica al respecto y departir con dietistas-nutricionistas y médicos deportivos, las conclusiones quedaron claras y tomaron dimensión de portada en mayo de 2017: «La actividad física tiene muchos beneficios: reduce la enfermedad cardiaca, diabetes y cáncer, además de mejorar la salud y el ánimo […]. Pero hay evidencia limitada para sugerir que puede acabar con la obesidad […]. Solo hay una manera efectiva de adelgazar: comiendo menos», resume un artículo firmado por científicos de la Loyola University Chicago Stritch School of Medicine. Para borrar toda duda de esta victoria de la alimentación sobre el deporte, los expertos desmontan mitos arraigados como, por ejemplo, que la mecanización del trabajo (y, por tanto, menor movimiento del individuo) ha repartido kilos a diestro y siniestro. «No hay datos para sostener esta teoría. Pero es que, además, la mecanización sucedió en los años 60-70, por lo que no explica que la obesidad se haya disparado hoy en día», sostienen. Un matiz: para que surtan efecto, los cambios alimentarios han de ser duraderos.

Un metaanálisis de la revista JAMA ya ha advertido que no hay una dieta mejor que otra: solo la que se hace hasta el final. Y la merma de la ración ha de ir acompañada de la elección de alimentos saludables, pues también se sabe que es mucho más importante para perder peso comer sano que poco. Para terminar, una advertencia: no abandones el gimnasio porque, aunque la dieta adelgace más que el deporte, la falta de actividad física es dos veces más letal que la obesidad. Según un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition, ejercitarse reduce el riesgo de muerte prematura por cualquier causa un 7,35%,

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