Las mujeres o parejas que tienen problemas de fertilidad soportan larguísimas esperas para ser atendidos en la sanidad pública madrileña, lo que aumenta la angustia de los pacientes y lleva a muchos de ellos a optar por la sanidad privada. Los plazos para recibir un tratamiento de reproducción asistida —contando desde la primera visita al médico de atención primaria— en los seis hospitales públicos que lo realizan varían desde los poco más de dos años en el Hospital de Alcorcón y en el Gregorio Marañón hasta cerca de los cuatro años en el Hospital Clínico. Los datos se desprenden de una auditoría de 2018 del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) a la que ha tenido acceso EL PAÍS.

“Mi marido y yo nos enteramos de que teníamos problemas para concebir en 2014. Desde que iniciamos el proceso hasta que nos pusieron en lista de espera de La Paz pasó un año y medio, y luego tardamos otros dos años en iniciar el tratamiento de fertilidad”. Virginia (nombre ficticio) recuerda “la angustia y la frustración” que le supuso esa larga espera, con la incertidumbre de si podría tener hijos. En su caso, reconoce, tuvo suerte, porque cuando tuvieron la primera sospecha de infertilidad ambos eran muy jóvenes (29 años ella, 30 él). Virginia, que ahora tiene 34, consiguió concebir una niña el año pasado.

La auditoría, ofrecida como respuesta parlamentaria al diputado regional José Manuel Freire, del PSOE, muestra enormes diferencias entre los distintos hospitales públicos. “Falta planificación para atender a las necesidades con objetivos claros, protocolos y guías de actuación, dotación tecnológica, sistemas de información… Pero sobre todo faltan recursos; como consecuencia, existen demoras inaceptables en la lista de espera y una gran falta de equidad en el acceso a estos servicios”, explica Freire.

La angustia de pasar años esperando un tratamiento de fertilidad en la sanidad pública de Madrid

“Existen muchas dificultades de acceso a las técnicas de reproducción asistida en la pública”, continúa el socialista. “Los tiempos de espera, que en la Comunidad de Madrid, se miden en años; junto con otras limitaciones, expulsan hacia la medicina privada a un gran porcentaje de mujeres,

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