El Ministerio de Sanidad reconoce los esfuerzos que ha realizado la Comunidad de Madrid para comenzar la desescalada que lleve a la región a la «nueva normalidad». Sin embargo, estas medidas no han sido suficientes para poder acceder a la fase 1. El motivo fundamental es la Atención Primaria (AP). El informe del departamento dirigido por Salvador Illa, firmado por la directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación, Pilar Aparicio, considera que es necesario que «se consolide en los próximos días» el reforzamiento de la capacidad diagnóstica y el sistema de detección precoz que la Consejería de Salud puso en marcha. De este modo, se podrá visualizar «la completa capacidad» de los centros de salud madrileño.
Los técnicos del Gobierno central necesitan tiempo para ver el impacto de las acciones llevadas a cabo. Como, por ejemplo, el programa de detección precoz de la Covid-19 basado en la toma de muestras en 306 centros de Atención Primaria, que «conviene observar» porque la Consejería de Sanidad solo aportó información sobre «los días que lleva implementado el procedimiento que, si bien indica esfuerzo, debe consolidarse en un ámbito complejo en movilidad».
Además de la AP, el informe desgrana, de forma concisa y en apenas cuatro páginas, las virtudes y los defectos del estudio presentado por el Gobierno presidido por Isabel Díaz Ayuso, que los equipos de los departamentos sanitarios estudiaron el jueves. Señala que a la hora de estudiar los parámetros técnicos de la región, también requiere la región una «especial consideración» por dos variables.
En primer lugar, la densidad de población (829,84 habitantes por kilómetros cuadrado en la región y 5.418,47 hab/km2 solo en la capital), «lo cual puede favorecer una elevada tasa de contactos entre personas, con la consiguiente probabilidad de transmisión». En segundo lugar, la conectividad, que es «muy elevada, lo que incrementa el riesgo de propagación de la enfermedad a los municipios y provincias de su alrededor».