El Consejo de Ministros ha acordado este viernes introducir en la sanidad pública un programa de cribado poblacional frente al cáncer de cérvix o cuello uterino. A las mujeres de entre 25 y 34 años les será realizada una citología cada tres años, mientras que en aquellas de 35 a 65 se determinará primero si son portadoras del virus del papiloma humano, considerado el principal agente causal de esta neoplasia. En caso de resultado negativo, la prueba se repetirá cada cinco años. Si la prueba al virus es positiva, las pacientes pasarán a ser sometidas a citologías regularmente.

Esta es la principal medida de la ampliación de la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud, que ha presentado la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo y que entrará en vigor el próximo 1 de julio. Las pruebas para detectar el cáncer de cérvix son ahora «esporádicas o a solicitud de la mujer», según el Ministerio. Aunque todas las comunidades han avanzado en los últimos años con programas más o menos ambiciosos frente a esta dolencia, la decisión del Gobierno universaliza el cribado y lo establece como un servicio más de la sanidad pública.

Según datos del último informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), unas 2.000 mujeres son diagnosticadas cada año de cáncer de cuello uterino en España. Sanidad prevé un ahorro anual para el sistema de 20,5 millones de euros por «el impacto positivo del cribado en la prevención y detección precoz del cáncer de cérvix».

Ruth Vera, presidenta de la SEOM, considera que la medida es «un paso adelante». «Todos los programas de detección precoz son útiles para mejorar las ratios de supervivencia y avanzar hacia la curación del cáncer», afirma Vera. «Los cribados», añade, «llegan a más mujeres y tienen mejores resultados si se aplican de forma global y sistematizada en el sistema sanitario que cuando, como ahora, están dispersos y dependen de la iniciativa de la propia paciente u otros actores».

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