María Luis Carcedo y Azucena Martí, este martes en el Ministerio de Sanidad. En vídeo, declaraciones de la ministra en funciones. EP

Los datos confirman un cambio de tendencia. El porcentaje de adolescentes de 14 a 18 años que fuma tabaco a diario aumentó en 2018 y rompió con la línea descendente de los últimos años, según la Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España, que ha presentado este martes el Ministerio de Sanidad y que se realiza cada dos años. La cifra ha subido un punto —del 8,8% de 2016 al 9,8% del año pasado— y es el primer aumento desde 2012. La caída se aprecia especialmente entre 2004 y 2014 —del 21,5% al 8,9%—. A partir de ahí: un estancamiento. Los expertos consultados alertan de que el tabaquismo persiste entre los adolescentes. Especialmente si al tabaco tradicional se le suman nuevas formas de consumo, en las que el aumento es más que evidente. Hace tres años, uno de cada cinco adolescentes reconocía haber probado los cigarrillos electrónicos. El año pasado fueron casi la mitad.

“El vapeo es la puerta de entrada a un posterior consumo de tabaco habitual”, explica Lucía Goreto, médico de familia y delegada del Comité para la Prevención y el Tratamiento del Tabaquismo en Baleares. Y no solo habla de adolescentes que abandonen el cigarro electrónico por el tradicional, sino de los que los simultanean. También de la antesala al consumo de drogas como el cannabis. El 5,4% de los encuestados que declararon haber tomado esta sustancia el último mes dijeron hacerlo a través de cigarrillos electrónicos —en 2016 eran el 1,8%—. “Hay nuevas formas de consumo, como las cachimbas [el 47,4% dijo haber consumido tabaco a través de cachimbas]”, prosigue. “La industria tabaquera se está adelantando. Hay una cierta relajación desde que salió la ley de 2010, estas nuevas formas sí están permitidas en lugares en los que está prohibido fumar, por ejemplo”, añade. “La publicidad del tabaco está prohibida, pero no la de estos dispositivos,

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