Hay dos aspectos de seguridad alimentaria que los tecnólogos de alimentos repetimos sin cesar. El primero es que tenemos la inmensa suerte de vivir en un entorno que nos permite darla por hecho y no preocuparnos demasiado de ella. Todos los alimentos que compramos en el mercado son seguros (que no es equivalente a que sean sanos) y, para la OMS, en la Unión Europea tenemos unos de los niveles más altos de seguridad alimentaria del mundo.

Un Youtube de hace dos semanas recogía el caso en un tono entre el thriller y el documental más sensacionalista

Nuestro segundo frente es concienciar de que las infecciones alimentarias no se limitan a manifestaciones gastrointestinales, aunque estas sean las más conocidas. Hay todo un batallón de microorganismos patógenos diversos que pueden producir síntomas renales, hepáticos o neurológicos, afecciones cuyas consecuencias engloban desde secuelas crónicas incapacitantes a la muerte, a veces en pocas horas.

El revuelo que despiertan noticias como la del estudiante fallecido en 10 horas por consumir un plato de espaguetis (conservado durante 5 días a temperatura ambiente sin respetar ninguna medida higiénica), provoca una situación con dos caras. Inevitablemente implica que la población general va a tener más conocimientos sobre los riesgos y estará más alerta, lo que tiene un impacto positivo sobre la salud pública. La otra cara de la moneda es que la calidad de la información que recibimos a través de los medios de comunicación y las redes sociales es muy variable, y puede suponer que se cree un estado de alarma innecesario o que se tergiverse el mensaje sobre los alimentos de riesgo. O ambas cosas.

El caso del estudiante

Prácticamente todos los medios de comunicación han reflejado el “extraño caso” (sic) de un estudiante belga de 20 años que falleció a las pocas horas de comer un plato de pasta.

Lo que es extraño no es el caso clínico: se trata de una muerte por intoxicación alimentaria desencadenada por una bacteria perfectamente conocida y caracterizada y así lo recoge el propio artículo.

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