Por sorprendente (y aterrador) que pueda sonar, la cabeza de los bebés cambia de forma con facilidad. Por eso, el hecho de que nuestro pequeño parezca tener la cabeza irregular no tiene que ser necesariamente un motivo de preocupación, sino que debemos saber identificar cuándo hay un problema y cuándo estamos ante algo normal.

¿Por qué se deforma la cabeza de los bebés?

Nuestro cráneo está formado por una serie de huesos que, en los adultos, están unidos. En los bebés, en cambio, están separados por unas aberturas llamadas fontanelas.

Este fenómeno no es casual: esta configuración les permite atravesar el estrecho canal del parto y, después, que el cerebro crezca hasta su tamaño definitivo.

No obstante, esto implica no sólo que la cabeza de los niños sea más frágil durante los primeros años, sino además que pueda deformarse por dos razones: precisamente por la estrechez del canal del parto y por posturas sostenidas durante mucho tiempo al tener la cabeza apoyada.

En ambos casos, no obstante, en principio no hay motivo de preocupación. Tras el parto, los propios médicos serán quienes evalúen al niño, pero lo normal es que la cabeza recobre su forma normal con un poco de tiempo. Y en las instancias de deformaciones posturales, la estrategia pasa por alternar en la medida de lo posible las posturas del bebé y,

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