EL RECIBIMIENTO en casa de Rocío Cano y Pablo Jurado resulta de lo más cálido. No solo por la amabilidad de la pareja, que también, sino por la alegría que transmiten sus tres perros, que agasajan a los recién llegados en la puerta con caricias y golpes de hocico. Una vez en el piso, los tres gatos que conviven con ellos, más contenidos, se deciden a iniciar su particular ritual de toma de contacto. Los seis bichos, rescatados y adoptados, son los únicos que entran en este apartamento del centro de Madrid. Aquí no hay lugar para otros animales, a no ser que se presenten vivos y coleando. Rocío y Pablo se declaran veganos, igual que lo son sus hijas, Antía y Navia, de siete y cuatro años. Como cada vez más niños, ellas nunca han probado la carne, los huevos o los lácteos. “Hay falta de información y estigmatización”, asegura Cano, que explica que se decantaron por buscar una pediatra veg-friendly para sus pequeñas y que ahora las llevan al cole con sus propios táperes. “Además, las críticas suelen ser contradictorias: nos dicen que solo comemos lechuga y que comer vegano es caro. Pero ni es más caro ni más complicado: se trata de practicar una cocina versátil, de hacer algo más que cocido con unos garbanzos”.

Rocío Cano, Pablo Jurado y sus hijas, Antía y Navia, son veganos. Aquí comen en el restaurante madrileño de cocina italiana Pizzi y Dixie.Rocío Cano, Pablo Jurado y sus hijas, Antía y Navia, son veganos. Aquí comen en el restaurante madrileño de cocina italiana Pizzi y Dixie. james rajotte

A pesar de tratarse de una corriente reciente en España, la tendencia a reducir el consumo de productos animales —cuando no abandonarlo— se muestra como una realidad al alza. Se nota en tiendas y restaurantes, en televisiones y revistas, en esas páginas de Instagram coloreadas de platos a base de aguacate, chía o algún otro mal llamado “superalimento”. De acuerdo con la consultora Lantern, que encuestó a 2.000 personas telefónicamente, el 6,3% de la población española se declaró en 2017 “flexitariana”: tres millones de personas darían preferencia a una alimentación basada en plantas, aun sin renunciar a los productos animales.

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