El tratamiento con antidepresivos siempre ha estado rodeado de una cierta controversia. Si bien son muchos los estudios que han corroborado que pueden tener una eficacia limitada en muchos casos, también se sabe que a menudo provocan efectos secundarios y que no funcionan en todas las personas. Algunos expertos han denunciado que, si bien tienen su lugar en los tratamientos psiquiátricos, a menudo se prescriben como un ‘parche’ para paliar la falta de profesionales en los servicios sanitarios.

Sea como sea, su uso podría tener algunas consecuencias importantes. Por ejemplo, tal y como recoge el portal de información científica Scientific American, algunas investigaciones sugieren que estos fármacos podrían contribuir a la amenaza de las bacterias resistentes a los antibióticos.

Viejas sospechas

En 2014, un equipo de investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) ya encontró que había más genes bacterianos relacionados con la resistencia a los antibióticos en las aguas de deshecho domésticas que en las hospitalarias. Esto resultaba intrigante, ya que es en los hospitales donde las poblaciones bacterianas están más expuestas a los antibióticos, hasta el momento considerados como el principal factor desencadenante de la resistencia a los mismos.

Al mismo tiempo, este y otros equipos se percataron de que los antidepresivos podían matar o perjudicar el crecimiento de ciertas bacterias.

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