Con la edad llegan las canas, pero también con el estrés. Lo hemos visto en el cabello del presidente Pedro Sánchez, como lo vimos en su día en Felipe González o más claramente en el caso de Barack Obama en Estados Unidos. Pero la ciencia no lo había demostrado aún.

Ahora, investigadores de la Universidad de Harvard han confirmado que el estrés produce canas y han descubierto cómo ocurre ese encanecimiento del cabello. El estudio desvela la relación entre el sistema nervioso y las células madre que regeneran el pigmento del folículo piloso.

Lo que ocurre es que el estrés activa los nervios que son parte de la respuesta de lucha o huida, que a su vez causan daños permanentes a las células madre regeneradoras de pigmento en los folículos capilares. Es lo que explica el estudio que se publica en la revista Nature.

Los investigadores se centraron en el sistema nervioso simpático, que es responsable de la respuesta de lucha o huida del cuerpo. Los nervios simpáticos se ramifican en cada folículo piloso de la piel. Descubrieron que el estrés hace que estos nervios liberen el químico norepinefrina, que es absorbido por las células madre regeneradoras de pigmento cercanas.

En el folículo piloso, ciertas células madre actúan como un reservorio de células productoras de pigmento. Cuando el cabello se regenera, algunas de las células madre se convierten en células productoras de pigmento que tiñen el cabello. Los investigadores encontraron que la noradrenalina de los nervios simpáticos hace que las células madre se activen en exceso. Todas las células madre se convierten en células productoras de pigmento, agotando prematuramente el reservorio.

«Después de unos pocos días, se perdieron todas las células madre que regeneran el pigmento. Una vez que se han ido, ya no se puede regenerar el pigmento. El daño es permanente», explica el autor principal del trabajo Ya-Chieh Hsu, profesor asociado de Células Madre y Biología Regenerativa de Alvin y Esta Star en Harvard.

«El estrés agudo, en particular la respuesta de lucha o huida, se ha considerado tradicionalmente beneficioso para la supervivencia de un animal. Pero en este caso, el estrés agudo causa el agotamiento permanente de las células madre«, añade Bing Zhang, otro de los autores del estudio.

Hace diez años,

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