La agorafobia es un miedo intenso que sufren algunas personas y que les provoca ansiedad y ataques de pánico cuando se encuentran en un lugar que no consideran seguro. En muchos casos, ese lugar seguro es su hogar, por esta razón, suele relacionarse la agorafobia con personas que se recluyen en su casa.

Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR) «la agorafobia suele aparecer en el contexto del trastorno de angustia con agorafobia y en la agorafobia sin historia de trastorno de angustia». Además, apunta que «la característica esencial de la agorafobia es la […] ansiedad».

La Asociación Madrileña de Agorafobia (AMADAG) brinda unos datos muy interesantes. Indica que «algunos estudios registran que hasta un 4% de la población puede padecer agorafobia en diferentes grados» y que la mayoría de los pacientes son mujeres.

Los miedos que tiene una persona con agorafobia son diferentes para cada individuo. Algunos que recoge la AMADAG son el temor a hacer el ridículo, desmayarse o morir, volverse loco o perder el control. Además, en ocasiones estos miedos tienen que ver con la propia anticipación de lo que puede suceder. Es decir, se puede temer un posible ataque de ansiedad o a pasarlo mal, lo que provoca que la persona se quede en su lugar seguro.

El DSM-IV-TR indica que estos miedos surgen «al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede ser difícil (o embarazoso) […] o donde […] puede no disponerse de ayuda». Esto provoca que la persona con agorafobia evite ciertas circunstancias como salir de casa, coger el autobús, etc.

Cuando una persona con agorafobia se expone a esas situaciones que le provocan ansiedad o ataques de pánico, la taquicardia, despersonalización o desrealización, parestesias, sensación de ahogo, sudoración y mareos son algunos de los síntomas que experimentará. Estos son tan intensos que necesitará volver a su lugar seguro de inmediato.

Aunque la mayoría de las personas con agorafobia suelen refugiarse en su casa, todo dependerá de su miedo. Si temen coger el autobús, su lugar seguro será utilizar el coche, por ejemplo, o ir a pie. Esto les ayuda a evitar su miedo, impidiendo que lo resuelvan.

El DSM-IV-TR afirma que «a estos individuos les resulta más fácil encararse a las situaciones temidas si se hallan en compañía de un conocido».

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