Todo el que acostumbra a salir de fiesta hasta altas horas de la madrugada conoce bien el antojo de comerse un kebab, una pizza o una hamburguesa de las que se venden en establecimientos abiertos las 24 horas o de arrasar con cualquier cosa precocinada que tenga en la nevera. Pues bien, esto tiene una explicación científica.

La falta de sueño, principal culpable

Según una investigación llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Chicago y publicada en el medio especializado Sleep, la respuesta está en la falta de sueño. Tal y como concluyen, al dormir poco se activan dos mecanismos clave: por una parte, una serie de hormonas relacionadas con la regulación de la saciedad y el apetito y por otra parte el sistema endocannabinoide, el mismo sobre el que actúa el cannabis.

Es decir, que ese hambre se asemeja al que provoca fumar marihuana, en el sentido de que se presenta con una cierta preferencia por alimentos muy calóricos, a menudo ricos en grasa, sal o azúcar, a pesar de que el consumo energético de estar unas horas más despierto no requiere estas calorías.

A esto se suma una segunda causa, que es el alcohol. El alcohol, por su efecto diurético, provoca la pérdida de agua,

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