María Rufilanchas (Madrid, 45 años) es publicista pero no le gustan las agencias de publicidad. Intentó trabajar desde su casa, pero se marchitaba. Quería creatividad a su alrededor así que decidió encontrar un espacio para compartirlo. Lo llamó teta & teta, una teta por pasarlo bien y la otra por mamar unos de otros. A la semana se llenó de “personas que eligieron un oficio demasiado bonito como para trabajar solo y en pijama”, el lema del espacio. Para el símbolo, quisieron ser conceptuales: pintaron dos tetas en una camiseta blanca. Y ahí empezó todo. Su último proyecto es Lola: el primer sujetador de una sola copa para mujeres de una sola teta.

Entonces, tetas.

Tetas, sí. La camiseta me hizo descubrir el movimiento #FreeTheNipple en Instagram que protesta contra la censura de pezones en redes. Y lo petó. El 8M, la gente que tiene un producto de tetas se lo pone para salir ese día a la calle.

¿Cuándo disteis el salto a lo más social y feminista?

Se fue cociendo poco a poco. La camiseta es provocativa, tiene un mensaje fuerte. Descubrí el feminismo gracias a cómo reaccionaba la gente ante este producto. Una chica nos dijo que se había puesto la camiseta para contarle a sus padres que era lesbiana.

¿Y las reacciones negativas?

Yo me la ponía mucho para salir y llamas la atención. Provoca cariño, sorpresa y, también, un poco de indignación. El típico tío que se acerca y pregunta si voy provocando a lo que yo siempre contesto: “Sí, voy provocando cambios en tíos como tú”.

Y luego la acción social.

Decidí ofrecer este espacio a las mujeres que quieran dar de mamar a sus hijos. Diseñé un símbolo, lo compartimos en Instagram y la respuesta fue brutal, de personas, de locales que querían unirse… Y así empecé a investigar sobre lactancia en público. No hay ninguna ley que la prohíba pero tampoco que la defienda, los lugares se reservan el derecho de admisión. Hay un tabú.

Así que dijeron,

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