A lo largo de la vida, a medida que aprendemos, estudiamos y envejecemos nuestras capacidades van cambiando. Por eso, es normal preguntarse cuándo alcanzamos el punto óptimo, cuándo estamos al máximo de nuestras capacidades.

Una pregunta difícil

Tal y como explica el experto de la Universidad de Yale (Estados Unidos) Alan S. Kaufman en el portal de ‘factchecking’ metafact, la respuesta es bastante compleja por varias razones.

La primera tiene que ver con la principal herramienta de la que disponemos para medir las capacidades o la ‘inteligencia’: el coeficiente intelectual. Este método presenta un gran problema: se expresa de manera relativa al grupo etario de cada persona, de manera que cada grupo tenga una media de 100.

Por ello, tal y como está formulado, comparar entre diferentes edades no es posible, ya que la media de todas ellas va a ser la misma (100). Por ello, es necesario comparar los distintos grupos empleando como valor de referencia el desempeño de uno de ellos, por ejemplo el de los jóvenes adultos (entre 25 y 34 años).

Más alta entre los 20 y los 24

Esto nos lleva, sin embargo, a un nuevo problema. Y es que existe una razón para que el CI se calcule en relación a la edad: los diferentes grupos han tenido diferente acceso a los distintos niveles educativos.

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