Con los días más cortos y las temperaturas más bajas, el invierno parece la estación propicia para refugiarse en casa temprano y disfrutar de más horas de sueño. Sin embargo, y de forma paradójica, los expertos indican que nuestro sueño suele ser de peor calidad en esta época del año. ¿Por qué? Una reciente investigación realizada por Emma The Sleep Company señala que la falta de luz que experimentamos durante esta estación es una de las causas principales que afectan al ciclo sueño-vigilia.

“La luz es muy importante, ya que nos ayuda a establecer nuestro ritmo circadiano (o reloj biológico) mediante sensores de luz especializados situados dentro de los ojos. Detectan el ciclo de luz y oscuridad del entorno y ajustan el ritmo circadiano del cuerpo para que coincida con el día interno y externo”, explican.

Otro de los factores responsables serían los niveles de luz más bajos durante el invierno, que pueden causar el llamado Trastorno Afectivo Estacional (TAE), una forma leve o moderada de depresión que surge durante la época invernal. “Dormir las mismas horas que en verano, exponerse a la luz solar en la medida de lo posible, tomar suplementos de vitamina D y hacer deporte pueden ayudar a combatirlo”, añaden.

Y por último, otro de los motivos sería el ambiente especialmente seco que predomina en los hogares en estos meses: “El aire seco generado por la calefacción que utilizamos para aclimatar las habitaciones de nuestras casas provoca una reducción de la humedad en el aire y puede provocar picor de garganta,

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