Desde hacer que las plantas crezcan mejor a que los niños sean más inteligentes, a la música de Mozart se le han atribuido más propiedades fantásticas (a menudo con poca o nula evidencia científica detrás) que a la obra de ningún otro músico.

Tanto es así que el «efecto Mozart» se ha convertido en un objeto de investigación recurrente, especialmente en los campos de la neurología, la psiquiatría y la psicología; y este es el caso de un estudio publicado en el medio especializado Nature que ha encontrado posibles efectos beneficiosos de la Sonata para dos pianos en re mayor K448 del maestro austríaco en pacientes con epilepsia.

Esta investigación incide en los resultados de otras previas que habían encontrado beneficios terapéuticos en pacientes con epilepsia de esta pieza musical y de otra también de Mozart (la Sonata para piano en do mayor K545), pero que no gozaban de demasiada aceptación en la comunidad científica porque no habían sido capaces de hallar el mecanismo concreto de estos efectos. Por ello, la metodología se basó en la monitorización de 16 pacientes de epilepsia sometidos a neurocirugía a través de electroencefalografía estéreo (con electrodos intracraneales) mientras eran expuestos a distintos estímulos auditivos (la Sonata K448, una versión con un filtro de la misma sonata, ruido violeta,

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