El agua del río es de color desierto. Bajo el puente de la ciudad senegalesa de Saint Louis, las pequeñas olas son como dunas líquidas y en movimiento. Los rayos de sol chocan contra su vaivén y reflejan una imagen mate, como de ensoñación, que difumina las casas de colores de la isla de Ndar. En esta atmósfera, donde el agua y el desierto se unen en un desafío a lo inmiscible; la comunión, la combinación, los vínculos, el rebujo y el popurrí de personas, músicas, imágenes y palabras han brillado en la décima edición del festival Métissons, que en un juego de palabras viene a decir “mezclémonos”.

“Mezclémonos”, en una alegoría a la riqueza y la pureza de lo diverso, a lo original de lo que cada individuo aporta desde su esencia colectiva, a lo que conecta por similar, o lo que sorprende por desconocido, se han celebrado exposiciones, proyecciones, debates y conciertos. Como el de la bailaora de flamenco londinense de madre ghanesa y padre jaimaicano residente en Sevilla Yinka Esi Graves, que arrancó aplausos universales en los impasses de la actuación dando un pellizco a las almas senegalesas que asistían al evento. “Tiene algo de nosotros, la música, el ritmo, la apariencia, tenemos danzas muy parecidas. Ha sido extraordinario, sublime”, dice un saintlouissiene del espectáculo frotando su pulgar con el dedo índice y el anular en un gesto internacional de esencia, de condimento.

Condimentos, pescados, frutas, verduras, carnes, bebidas… esenciales para a nutrición de todas las personas se exhibieron en la exposición ¿Cómo se alimenta Saint Louis?, del fotógrafo Alfredo Cáliz, producida por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con textos de Planeta Futuro. En cerca de 100 imágenes grandes y pequeñas compuestas en mosaicos se conformó una muestra en la que se ponen en valor las ventajas de mezclar también alimentos para estar bien nutridos y se invitaba a pensar y actuar frente a los retos de la alimentación urbana. El abandono de las zonas rurales;

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