El aumento de la esperanza de vida, en muchos países del mundo, no se ha visto correspondido con una mejora de la calidad de vida en la vejez. Unido a ello, el envejecimiento de la población en muchos países desarrollados ha aumentado la proporción de las personas que viven con patologías crónicas incapacitantes, por las que necesitan cuidados permanentes.

Estas circunstancias, por supuesto, generan un gran dolor en las personas que las viven. Sin embargo, a menudo no es fácil ver que pueden pasar también una gran factura a la persona encargada de los cuidados, especialmente cuando esta no es profesional y cuando no cuenta con los recursos adecuados para hacer frente a tal tarea.

350 millones de pacientes dependientes en el mundo

Tal y como explican desde la plataforma ANA, un servicio online de la empresa mexicana Paz Mental (y uno de los nueve finalistas Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social) dedicado a proporcionar soporte a cuidadores y familiares de personas con patologías crónicas o degenerativas, «el mundo está envejeciendo y no existen suficientes cuidadores preparados para atender a una población cada vez más numerosa. Existe un 50% de probabilidades de que el total de la población mundial tenga algún tipo de demencia; actualmente existen 350 millones de pacientes dependientes en el mundo,

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