El sector biomédico catalán vive una época expansiva y apuntala su solvencia en todos los ámbitos: cada semana se crea, de media, una nueva compañía en el campo de las ciencias de la vida y la salud, los inversores internacionales se han multiplicado por diez y el empleo ha crecido un 22,5% hasta superar los 53.700 trabajadores. Y todo, pese a la caída de inversión pública en I D: según el Idescat, en 2016, último año del que se tienen cifras, el gasto de la Administración en I D fue del 0,28% con respecto al PIB, un 15% menos que en 2010, cuando se alcanzó el 0,33%.

El último informe del Biocat, la organización que aglutina al sector biomédico, apunta que genera 31.087 millones de euros cada año (7,2% del PIB). Este ámbito aporta el 7% de la ocupación en Cataluña, según estos datos, y entre 2015-2017, las startupscatalanas del sector sanitario atrajeron 340 millones de inversión, el triple que en el período 2013-2015. “En sentido amplio, el sector está creciendo. Estamos en un momento interesante y prometedor en cuanto a innovaciones terapéuticas y dispositivos médicos. Se está avanzando en nuevas terapias que nacen de la investigación que se hace en universidades y hospitales. La cadena de valor para llegar al paciente requiere inversión y tanto el número como el volumen de las inversiones es creciente y de forma sana”, valora Jordi Naval, director general del Biocat.

El sector biomédico catalán escala posiciones a nivel internacional pese al lastre del gasto interno en I D, que representa el montante público y privado. El Biocat admite en su informe que, pese a estar por encima de la media del Estado en este concepto, el indicador no ha dejado de empeorar y lleva cuatro años (los datos referidos son hasta 2015) estancado en el 1,5% del PIB. “El ámbito privado ha experimentado un descenso mayor, un 7,3%. La inversión catalana en I D en los sectores de la enseñanza superior y la Administración pública se ha contraído, respectivamente, un 5,3% y un 1,5%”, apunta el estudio.

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