Frederick Alt tiene muy claro por qué ha dedicado su vida a la ciencia. “Mi madre murió cuando yo tenía ocho años. Tenía cáncer de mama. Mi padre murió cuando yo tenía 11. Tenía cáncer de próstata. De repente me convertí en un huérfano del cáncer”, relata este veterano biólogo molecular (Pensilvania, EE UU, 1949). Nacido en una familia humilde, Alt se fue a vivir con su hermana, que tenía seis hijos. “Para cuando cumplí 16 años ya tenía claro que lo que quería hacer en mi vida era investigar el cáncer”, relata. Fue el comienzo de una larga carrera de investigación básica en la que Alt ha hecho contribuciones fundamentales para la comprensión del cáncer y la mejora de los tratamientos contra muchos tumores, especialmente los infantiles.

En los setenta Alt codescubrió que el cáncer no debería existir. Sus investigaciones en el laboratorio de Robert Schimke en la Universidad de Stanford desvelaron que las células tumorales albergan en su núcleo miles de copias de algunos genes —las células sanas suelen tener solo dos—, y cromosomas completos multiplicados, un fenómeno conocido como inestabilidad genómica. En lugar de matar a la enfermedad tal y como le pasaría a cualquier ser vivo que sufriese esas aberraciones, estas alteraciones fortalecen a la enfermedad, pues le permiten evolucionar mucho más rápido que las células sanas, hasta desarrollar inmunidad a algunos fármacos.

Alt dirige el programa de medicina celular del prestigioso Hospital Infantil de Boston y es profesor de genética de la Universidad de Harvard. Aunque su objetivo siempre ha sido hacer investigación básica del cáncer, su trabajo ha contribuido a mejorar el diagnóstico y tratamiento de muchos tipos de tumores de forma individualizada en función de su perfil genético. En los últimos años ha derivado hacia el estudio del cerebro y sus enfermedades, pues ha descubierto que las neuronas de personas con enfermedades mentales presentan aberraciones genéticas similares a las de las células tumorales. En esta entrevista ofrecida durante una reciente visita al Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid, Alt analiza los actuales tratamientos contra el cáncer y reflexiona sobre cómo mejorarlos.

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