La lucha contra la resistencias a los antibióticos tiene en la boca de los ciudadanos uno de sus frentes de batalla. Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos, cuyos resultados fueron publicados esta semana y que revisó 170.000 prescripciones, concluyó que el «81% de los fármacos recetados como profilaxis para evitar infecciones en pacientes con dolencias cardíacas son innecesarios», un porcentaje que cobra mayor importancia si se tiene en cuenta que en ese país uno de cada 10 antibióticos consumidos tiene su origen en la consulta del dentista.

«No existen estudios tan completos en España, pero los que hay apuntan a que no estamos muy lejos de estas cifras», concluye David Herrera, patrono de la fundación de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) y profesor titular de la Universidad Complutense. Los pacientes con prótesis de válvulas cardíacas son uno de los grupos en los que sí está indicada la profilaxis por el grave riesgo de endocarditis, la infección del recubrimiento interno de las válvulas y cavidades del corazón. Otros ejemplos son personas inmunodeprimidas por VIH y algunos tipos de lupus.

«Una encuesta hecha a dentistas del País Vasco en 2017 reveló que el 93% prescribían más antibióticos del necesario cuando colocaba implante dentales», cuenta Herrera. Esto quiere decir que recetaban el fármaco cuando no era necesario —el tratamiento no entrañaba riesgo de que bacterias accedieran al riego sanguíneo— y que cuando sí lo era, daban más dosis de las necesarias (una toma única de 2 gramos de amoxicilina).

El Informe Colgate de Salud Bucodental de 2016 también apunta que dentistas y odontólogos son responsables también en España de la prescripción del 10% del total de antibióticos consumidos.

Oscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas de España, avanza que «la Asamblea del Consejo convocada para la próxima semana va a aprobar nuevas guías clínicas, porque la gravedad del problema de las resistencias lo hace inaplazable».

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 10 millones de personas morirán al año en 2050 por infecciones de bacterias inmunes a los antibióticos si no se revierte la tendencia actual.

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