Todo comenzó cuando tu empresa se mudó al nuevo edificio, una mole de cristal y acero firmada por un mediático arquitecto. Trabajar en un espacio diáfano ventanas que se prolongan hasta el techo te hacía ilusión, algo comprensible tras pasar años encerrado en una minúscula, oscura y decrépita oficina. Pero bastaron unas pocas semanas para que comenzaran los primeros síntomas. Dolor de cabeza, sequedad de garganta, ojos llorosos, irritados, nariz taponada, piel seca y hasta náuseas. Al principio no lo comentaste con nadie, pero te animaste al ver que a otros compañeros les ocurría lo mismo: durante el fin de semana no notabais ningún síntoma, pero el malestar era generalizado en el trabajo. Tras atar cabos llegó la inspección, y con ella el diagnóstico: padecíais el Síndrome del Edificio Enfermo (SEE).

El nombre no es novedad, lo acuñó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1982 para definir «el conjunto de molestias ocasionadas por la mala ventilación, la descompensación térmica, las cargas electromagnéticas y las partículas y vapores de origen químico en suspensión que circulan por el edificio en el que vivimos o trabajamos». Han pasado casi cuatro décadas y, a pesar de la nueva construcción y las rehabilitaciones de edificios llevadas a cabo de acuerdo con las nuevas normativas, el número de casos de SEE ha aumentado. La OMS estima que este síndrome afecta a un 30% de los edificios modernos y a entre el 10 y el 30% de sus ocupantes. Entre los últimos, por un lado están los que ya acarreaban enfermedades como alergias, asma, rinoconjuntivitis y dermatitis atópica, que experimentan síntomas que se agravan por la exposición a alérgenos y por las condiciones microambientales del interior de estos espacios. Por otro lado, están las personas que sufren enfermedades específicas producidas por causas circunscritas al propio edificio, entre las que destacan las siguientes.

Un problema bajo la mesa de la oficina

Según la neumóloga y coordinadora del área de Medio Ambiente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, Isabel Urrutia, se cataloga como SEE «al conjunto de síntomas que se asocian a un tipo de edificios,

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