Los protocolos llevados a cabo en una fecundación in vitro (FIV) han ido variando con los años. De hecho, desde 2006 en España se pueden transferir un máximo de tres para evitar el peligro que suponen un parto con más embriones. Dentro de las posibilidades existentes (transferir, uno, dos o tres), son los profesionales, junto con las parejas, las que deciden el número de embriones más adecuado en cada caso. Además, gracias a los avances en las técnicas de reproducción asistida, en los últimos años, en lugar de dos embriones, que era el protocolo habitual, se opta cada vez más por transferir solo uno. Esto, según Jan Tesarik, director y fundador de clínica Margen, tiene alguna ventaja, pero también reduce las probabilidades de que la FIV tenga éxito. Veamos los pros y los contras de cada una de las opciones.

¿Cuál es el protocolo habitual en una FIV?

Aunque depende de cada clínica, hasta hace pocos años, el protocolo mayoritario era transferir por sistema, si había más de un embrión disponible, dos embriones. Solo en casos excepcionales se transferían tres -si los embriones eran de mala calidad- o uno en el caso de que, o bien no hubiera más embriones disponibles o la pareja, por los motivos que fueran, quería evitar a toda costa un parto múltiple.

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