El director mexicano Hari Sama (Ciudad de México, 1967) presentó esta semana en la Casa de América de Madrid Esto no es Berlín, película que revisa los ochenta mexicanos a través de la incipiente movida que se vivió en la capital justo antes de recibir el Mundial del 86. El filme se llevó cuatro premios en el pasado festival de Málaga con la historia de Carlos, un chaval de 17 años que no encaja en ningún lugar y cuya existencia cambia con el descubrimiento del Azteca: un club nocturno clandestino a través del que las drogas, la ambigüedad sexual, el arte performático y las criaturas que pueblan la noche se introducirán en su vida.

De pequeño quería ser…

Cineasta. Como todos, después de ver la primera de La guerra de las galaxias, que me voló el cerebro. Soy un cliché [risas]. Me imaginaba haciendo películas en grandes selvas, con grandes naves. Desde chico me sentí muy necesitado de contar historias.

El personaje que se reserva en la película dice en un momento: “El universo va ordenando las cosas”. En su caso ordenó las cosas para que fuera cineasta.

¡Sí! Creo que el universo ordena todo cuando llegas a un lugar de introspección donde… permites que se ordenen.

¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?

No consejo hablado, pero yo crecí viendo a mi padre, que trabajaba de forma muy entregada, que conseguía lo que quería a través de trabajar. Y ha sido algo indispensable en mi carrera: desde que empecé a trabajar en esto entendí que hay que meterle muy duro a las cosas para que sucedan.

¿Con quién le gustaría quedar atrapado en un ascensor?

Con Nicole Kidman.

¿Algún sitio que le inspira?

Mmmm… te diría por ejemplo una isla frente a Seatle, en EE UU, que es donde escribí el tratamiento de la película, donde sentí que los ochenta habían terminado de entrar. Se llama Vashon.

¿La última vez que lloró?

 » Más información en elpais.es