¿Come usted para vivir o vive para comer? Con la comida mantenemos una relación complicada, en la que influyen el coste, la disponibilidad e incluso la presión de nuestro entorno.

Pero hay una cosa que todos tenemos en común: el apetito, es decir, nuestro deseo de comer.

Es posible que el aumento del apetito tenga una dimensión física o psicológica; sin embargo, si bien es cierto que el hambre –el mecanismo de nuestro cuerpo que nos hace desear comida cuando necesita alimentarse– forma parte del apetito, no es el único factor que lo determina. Al fin y al cabo, muchas veces comemos sin tener hambre, y podemos saltarnos una comida aunque nos ruja el estómago. Estudios recientes han puesto de relieve que la abundancia de señales de comida –olores, sonidos, anuncios publicitarios– en nuestro entorno es una de las principales causas del exceso de consumo.

Nuestro apetito no es invariable, sino que experimenta cambios durante toda la vida, a medida que envejecemos. Sin embargo, puesto que las decisiones que tomemos en relación con los alimentos serán un factor determinante para la salud y el bienestar a lo largo de nuestra vida, es importante que adoptemos los hábitos correctos. Parafraseando a Shakespeare, podríamos decir que existen «siete edades» del apetito, y conocer mejor esas fases nos ayudará a encontrar nuevas formas de afrontar los problemas de la alimentación deficiente y el exceso de consumo y, en particular, los consiguientes efectos sobre la salud, como, por ejemplo, la obesidad.

Conocer las siete edades del apetito puede mejorar nuestra salud

Primer decenio, de los 0 a los 10 años

En la primera infancia el cuerpo experimenta un rápido crecimiento. Los hábitos alimentarios adquiridos en las primeras etapas de la vida pueden arrastrarse a la edad adulta y, por tanto, hacer que un niño gordo pase a ser un adulto gordo.

Los temores relacionados con los alimentos pueden convertir la hora de la comida en una verdadera batalla para los padres de niños pequeños; sin embargo, poner en práctica una estrategia que favorezca la degustación y el aprendizaje,

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