Varios médicos y enfermeros reunidos en una consulta de Valladolid lo dejan claro: “Nunca recomendaríamos productos precocinados, con aceite de palma, aditivos y tanta sal. Son insalubres”. Menos aún, comida caducada. Por tanto, no entienden que a los sanitarios que hacen guardias en Castilla y León y en Castilla-La Mancha se les ofrezcan estos alimentos. En los centros de atención continuada se acumulan menús que acabarán en la basura.

La vicepresidenta de la asociación de Personal Estatutario de Atención Continuada (PEAC) en Castilla-La Mancha, la doctora Arantxa López, se indigna porque le mandaron una lasaña que llevaba dos días caducada. Alberto Ortiz, enfermero en Chinchilla de Montearagón (Albacete), recibió un arroz a la cubana “que olía que echaba para atrás”, plátano marrón incluido. La médica Marisa Fernández se topó con una oruga muerta en un pimiento.

Imagen de un alimento aparentemente caducado en el sistema sanitario de Castilla y León.Imagen de un alimento aparentemente caducado en el sistema sanitario de Castilla y León. EL PAÍS

Un enfermero que pide anonimato considera “incomestibles” las raciones en el centro de Nava de la Asunción (Segovia), que recibió crema de verduras aparentemente caducada. Vicente Mazarro, enfermero en Valdepeñas (Ciudad Real), sentencia que las condiciones del gremio son “pésimas”.Varios trabajadores de atención primaria en Zaratán, Las Delicias y Pilarica (Valladolid) subrayan que “tomar algún día” esa “comida basura” no es perjudicial, “pero hay quien hace ocho o diez guardias mensuales y ahí sí puede resentirse la salud”, y lamentan el desperdicio de plástico y de comida. Igual opinan sus compañeros castellano-manchegos contactados.

El sistema sanitario de cada comunidad es el que determina cómo cubrir esta manutención. La empresa que suministra la comida a las guardias de ambas regiones es Eurest Colectividades, que ha recibido anteriormente adjudicaciones del Ministerio de Defensa. Portavoces del grupo desmienten haber distribuido comida caducada y lo achacan a errores en el etiquetado. También aseguran haber suprimido los ingredientes polémicos. “Ninguna de las deficiencias atribuidas era peligrosa para la salud”, añaden, aunque la Comisión Europea recomienda prescindir de sustancias como el dióxido de azufre, presente en cremas de calabacín enviadas a los sanitarios.

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