La peste porcina africana no es una enfermedad desconocida en el continente americano. Su presencia en las décadas de 1970 y 1980 dejó un rastro de destrucción, migraciones rurales masivas, pérdidas cuantiosas, desarticulación de la agricultura familiar e incluso hambrunas en países como Haití.

República Dominicana y Brasil también sufrieron hace 40 años en sus territorios los nocivos efectos de esta enfermedad altamente infecciosa para los animales e inofensiva para las los humanos, que no contamos con una vacuna efectiva. Desde la detección en agosto de 2018 de un primer brote en China fueron sacrificados más de un millón de cerdos. La expansión a países como Vietnam, Mongolia y Camboya parece imparable.

Son conocidos también sus efectos en los mercados mundiales. China es el mayor productor mundial de esta carne y la enfermedad redujo en más de un 20% la población porcina en el país, como efecto del sacrificio y la muerte de cerdas madres. Como consecuencia, se derrumbó la producción de producto fresco y controlado de plantas procesadoras, se dispararon los precios en China, en la bolsa de Chicago y en Europa, mientras que Japón y Corea del Sur, dos importantes importadores, tuvieron que echar mano a reservas de inventarios.

La peste porcina dejó en el continente un rastro de destrucción, migraciones rurales masivas, pérdidas cuantiosas, desarticulación de la agricultura familiar e incluso hambrunas en países como Haití

Presiones inflacionarias, desbalances económicos y caída en la demanda de materia prima para la alimentación animal pueden ser otras consecuencias de la epidemia.

Para no volver al pasado, este panorama exige a los países de América Latina y el Caribe decisiones rápidas y determinadas. Las primeras de ellas deben apuntar a reforzar la salud animal, actuar en forma articulada y fortalecer los servicios veterinarios públicos y privados.

Dado que el movimiento de mercancías y pasajeros entre Europa y Asia, en particular China, y las Américas constituye un aspecto clave para la potencial reintroducción de la enfermedad en el continente,

 » Más información en elpais.es