¿Debemos tomar “de todo un poco”, como en la canción Soy un truhan, soy un señor? Julio Iglesias no es nutricionista, pero sí lo era Francisco Grande Covián, quien publicó en 1981 el libro Nutrición y salud, en el que se abogaba por comer de todo un poco para mejorar nuestro estado nutricional y prevenir patologías relacionadas con la alimentación. Es un consejo simple, que parece de sentido común y relativamente fácil de implementar. Pero sentido común y ciencia no siempre van de la mano.

Estudios publicados en 2001, 2003 y 2006 constatan que cuanto mayor es la variedad dietética, más elevado es el riesgo de sufrir obesidad

Para saber si el consejo de Grande Covián es válido en 2018 debemos pensar en la oferta alimentaria que había en Europa en 1981 y compararla con la que encontramos hoy en nuestros supermercados, repletos como están de productos malsanos y baratísimos. Pero también podemos entender que es preciso poner en cuarentena un mensaje que tiene casi 40 años de antigüedad. Sobre todo si sabemos que PubMed, una importante base de datos de investigaciones científicas, recoge cerca de 50.000 estudios en los que aparece la palabra “nutrición” en el título, publicados desde 1981 hasta hoy.

El doctor Miguel Ángel Royo-Bordonada analizó en 2007 las investigaciones sobre el concepto “dieta variada” en el libro Nutrición en Salud Pública, en el que hallamos estas importantes consideraciones: “[…] pese a que la variedad dietética puede mejorar el perfil nutricional de la alimentación, también puede modificar el umbral de saciedad y, por tanto, incrementar la cantidad de alimentos ingeridos […]. En poblaciones con un patrón dietético de carácter occidental, una mayor variedad de la dieta se asocia a un mayor consumo de alimentos muy procesados y con alta densidad energética”.

Le di la razón en 2010, en mi libro No más dieta. Cité estudios publicados en 2001, 2003 y 2006 que constataban que cuanto mayor es la variedad dietética,

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