Dice Celia Villalobos (Benalmádena, 1949) que a sus casi 70 años ya no está para “pelear” para que la metan en las listas electorales. La exalcaldesa de Málaga y exministra de Sanidad pone fin a una carrera política de cuatro décadas, siempre unida al gurú electoral del PP Pedro Arriola, al que Pablo Casado prefirió jubilar. Empezó en el otro lado, en el PCE, “porque entonces en Málaga no había otra forma de objeción al franquismo”. Y confiesa que en 1982 votó a Felipe González. Aún le escuecen las críticas por su gestión de la crisis de las vacas locas —“me destrozaron”— y acusa a los medios de sobredimensionar “anécdotas” como la bronca a su chófer o la foto en el Congreso jugando al candy crush. Dice que se le “abren las carnes” cuando oye al secretario general de Vox y deja el escaño, pero volverá a las tertulias: era asidua con Jesús Hermida.
Pregunta. Una vez dijo: “De Aznar me gusta todo, hasta el bigote”. Ahora él vuelve y usted se va.
Respuesta. En campañas decimos tonterías todos, aunque parece que la única que se equivoca en política soy yo. Había un debate sobre si era un hombre atractivo o no, me preguntaron y dije eso. No lo veo muy interesado en mandar, sería un error. El que llega tiene que mostrar su independencia.
P. ¿Por qué se va?
R. Porque no me gusta la política de hoy, superficial, el Twitter…
P. ¿Lo ha ha hablado con Casado?
R. No. No creo que tenga tiempo para hablar con nadie. Está inmerso en una campaña electoral y da cinco mítines diarios.
P. ¿Y con Rajoy y Aznar ha hablado de su marcha?
R. No, con Aznar hace muchísimo tiempo que no hablo. Los que son amigos míos seguirán siéndolo y los que no lo fueron nunca, seguirán sin serlo.
P. ¿La seguirán otros? ¿Ve a compañeros con ganas de irse?
R. Unos lo decidirán por ellos y otros lo decidirán ellos.