El incendio en el Centro de Virología y Biotecnología Vektor, en la ciudad siberiana de Koltsovo, ha vuelto a poner el foco en la seguridad de las instalaciones sensibles de Rusia. El centro, que durante la época soviética desarrollaba programas de investigación sobre armas biológicas y vacunas, tiene hoy una de las colecciones de virus más completas del mundo: el ébola, el SARS, el Marburg o la viruela. Las autoridades rusas aseguran que el edificio no ha sufrido daños estructurales en el incendio, en el que un trabajador resultó herido grave este lunes. Afirman que la zona donde se conservan los virus no se ha visto afectada. El suceso, que aún se está investigando, se suma a la creciente lista de incidentes en centros militares o en lugares de importancia estratégica.

El incendio se produjo por la explosión de un cilindro de gas en una sala de inspección sanitaria que estaba en reparación, en el quinto piso del edificio, según un comunicado de la dirección del centro. Se propagó por el sistema de ventilación y ha afectado a un área de unos 30 metros cuadrados. Aunque, según insisten las autoridades, no ha expuesto en ningún momento los mortíferos patógenos porque en la zona implicada no había ninguna sustancia biopeligrosa. Un trabajador del instituto científico ha comentado por teléfono este martes que trabajaban con normalidad y que no había peligro ninguno.

El empleado herido —con quemaduras en el 45% del cuerpo— es un obrero de 33 años que se ocupaba de la renovación de la sala, según ha declarado el alcalde de Koltsovo, Nikolai Krasnikov.

El centro Vektor, donde trabajan unas 1.500 personas, es junto con otro centro de Atlanta (EE UU) los dos únicos lugares en el mundo que almacenan muestras del virus de la viruela. En el instituto ruso ha habido otros incidentes. En 2004, uno de sus investigadores murió después de pincharse por accidente con una aguja que portaba el virus del ébola. Tras el derrumbe de la URSS,

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