La voz, el olor y el latido del corazón son las sensaciones que el bebé recibe en el útero materno durante nueve meses. Pero cuando el nacimiento se adelanta tres meses, ese suministro vital para el desarrollo del niño se corta radicalmente. Recrear las condiciones del bebé cuando está conectado a su madre a través del cordón umbilical durante la gestación es fundamental para que los recién nacidos de 500 gramos salgan adelante.

Pero, ¿qué ocurría cuando no se habían inventado las incubadoras y no existían las unidades de neonatología para bebés prematuros? Se practicaba el contacto piel con piel; el calor humano, sobre todo entre la madre y el recién nacido, lo que también se denomina método canguro. “Su origen está en la prehistoria, porque se trata de usar el sentido común. Pero, fue en Colombia, donde se observaron los beneficios de que las mamás hicieran de canguros con sus hijos prematuros, ya que se comprobó que se alimentaban mejor y tenían una temperatura corporal más ajustada”, explica Félix Castillo, jefe de neonatología del Hospital de Barcelona Vall d’Hebron. 

Mejorar el método canguro, que sirve para reducir el estrés en las madres y los bebés prematuros, que permanecen durante semanas o meses en el hospital, fue el objetivo que aguzó el ingenio inventivo de Estrella Gargallo, enfermera de la Unidad de cuidados intensivos Neonatal (UCIN) del Hospital Vall d’Hebron. “Se me ocurrió la idea porque, cuando mi hija era pequeña e iba a la piscina y a la salida le ponía en la cabeza una braga elástica, observé que le conservaba muy bien el calor. Entonces, tuve la suerte de conocer a Joan Rojas, fundador de la empresa Buff, dedicada a fabricar ropa deportiva. Le explicamos cómo funciona el método piel con piel en el hospital y la situación de los bebés que están intubados. Él nos presentó varias opciones y tallas de su faja elástica con forma de tubo, que conserva muy bien el calor y es transpirable”, comenta Estrella Gargallo.

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