Atiborrase de comida basura, comprar impulsivamente, obsesionarse por conseguir likes en las redes sociales, fumar, apostar sin medida, pasar todo el tiempo libre en el sofá… Nadie se libra. Todos tenemos hábitos que nos perjudican. Malos hábitos. «Actualmente, nuestro control cognitivo y los paradigmas basados en la razón pueden estar perdiendo una batalla contra los impulsos, que están más omnipresentes que nunca (por ejemplo, solo hay que ver cómo nos comportamos con los teléfonos inteligentes)», dice el psicólogo experto en mindfulness de la Universidad de Brown Judson Brewer. Con su trabajo nos propone tratar de comprender cómo funcionan los sistemas centrales de nuestro cerebro, ya que eso nos puede dar una nueva visión, no solo de cómo se perpetúan las adicciones, sino también de cómo se pueden superar. Su propuesta vale la pena.

Para sentar las bases de qué es a lo que nos enfrentamos, podemos empezar por un estudio que reveló, en 2005, qué región del cerebro regula nuestros hábitos. Se trata de los ganglios basales, y cambia cuando adquirimos una costumbre de este tipo, vuelve a hacerlo cuando la abandonamos y se reactiva inmediatamente cuando algún elemento nos la recuerda (por ejemplo, cuando quieres dejar de beber y acudes a una fiesta en el que todo el mundo lo está haciendo o cuando estás dejando de fumar y alguien te ofrece un cigarrillo). O sea, que hay un interruptor que parece completamente ajeno a nuestro control, pero no solo es eso. Según una investigación llevada a cabo recientemente con ratones, hay ocasiones en las que los hábitos y las acciones dirigidas a un objetivo diferente compiten en el interior de nuestro cerebro. Se trata de una «batalla» que se libra entre la corteza orbitofrontal, el área de toma de decisiones del cerebro, y unos neuroquímicos llamados endocannabinoides, unas sustancias que genera el organismo de forma natural y que están implicadas en procesos fisiológicos como la sensación de dolor, el estado de ánimo, el apetito, la memoria… Según el trabajo, en esta lucha casi siempre terminan ganando los últimos: los endocannabinoides permiten que los hábitos tomen el control de nuestro comportamiento,

 » Más información en elpais.es